Fragmentos de mi libro de demonología, himnos, oraciones, prácticas, reflexiones y material teórico sobre entidades, pactos, sombras, energía y estructura del trabajo espiritual.
Incluye:
• Himnos e invocaciones
• Fragmentos del libro de demonología
• Teoría teísta
• Textos ritualísticos
• Reflexiones sobre práctica
• Trazos del grimorio personal
Este espacio está vivo: crece, muta y se reescribe como todo lo que respira en la oscuridad.
¿Qué pasa cuando te das cuenta de que la luz no responde?
¿Qué ocurre cuando las puertas del cielo están cerradas, pero el eco del abismo te llama por tu nombre?
Durante mucho tiempo, yo también me pregunté qué estaba mal conmigo. Por qué, aún en mis esfuerzos por conectarme con seres de luz, sentía una distancia irrompible. ¿Por qué a otros los tocaban ángeles y a mí no me contestaban ni en sueños?
La respuesta no fue inmediata, ni amable. Pero fue honesta: esa no era mi esencia.
Y es posible que si estas buscando estas mismas respuestas… tampoco sea la tuya.
Kaeriel Aetos
La llamada “noche oscura del alma” viene originalmente del misticismo cristiano. Es una etapa de desesperanza, vacío existencial, dolor profundo, donde ya no se siente conexión con nada “elevado”.
Muchos caen en la noche oscura porque su alma ha vivido desde la negación de su sombra, aferrados a un sistema que les exige "ser buenos" para merecer amor, luz o salvación. La noche oscura del alma, el quiebre, la caída… ese punto de inflexión donde descubrieron que ya no podían seguir siendo quienes eran. Y aunque eso resuena para algunos, no todas las almas oscuras despiertan desde la ruptura.
¿Y si tu esencia jamás fue de luz? No todos viven ese proceso de la misma forma, ni todas las almas lo necesitan para despertar.
¿Y si, en vez de despertar, lo que hiciste fue reconocerte? La noche oscura del alma duele cuando el alma aún se aferra a la luz que la crió, cuando todavía cree que debe ser salvada. Pero cuando has abrazado al abismo con conciencia. Eso no es evasión, sino soberanía.
Muchos viven ese proceso porque necesitan romper el personaje de la luz, el personaje del hijo obediente, del ser que aún busca ser amado por lo divino externo. En cambio, otros, ya habíamos elegido nuestra propia divinidad oscura como hogar. Y hemos tenido altibajos reales, duros. No fueron una “noche oscura” en el sentido trágico y desesperado, porque siempre alimentamos nuestra sombra. No pasamos por una noche oscura, pasamos por un proceso de reclamo soberano de nuestra alma. Somos de los que no pedíamos que la luz regresara, sino que el fuego te respondiera.
No haber vivido “esa noche” como otros la describen no te hace menos iniciado, ni menos despierto. Lo que pasa es que no tuviste que romper una falsa identidad luminosa, porque tú naciste para caminar entre las sombras sin perderte. Eres de los que construyen casa en la cueva, no de los que buscan salir de ella.
Kaeriel Aetos
Establecer una relación espiritual con un demonio es un viaje profundamente personal y transformador. Es importante comprender que, más allá de cualquier creencia, esta relación no debe basarse en el miedo ni en la sumisión ciega. Los demonios, como entidades poderosas y complejas, requieren que se les trate con respeto genuino, no por temor a represalias, sino porque se reconoce su inmensa energía y el impacto que tienen en el camino de quien busca su guía.
Este respeto debe ser mutuo, como cualquier vínculo auténtico. Es una relación en la que el humano se conecta con la divinidad del demonio, mientras que el demonio, en su propia forma, también se conecta con las energías humanas. La comprensión de esta interacción es esencial para que el contacto sea positivo, estableciendo una relación armónica en la que ambos partes puedan crecer, aprender y evolucionar.
Una relación con un demonio, ya sea como guía o como unión espiritual más profunda, suele consolidarse a través de actos rituales que expresan intención, respeto y entrega. Estos rituales no siempre deben ser complejos ni seguir estructuras rígidas, pero sí deben estar impregnados de sentido, honestidad y conexión real con el demonio convocado.
Pactos vs. trabajos puntuales
En la práctica actual, muchas personas hablan de “trabajos con demonios” o de “pactos”, como si fueran niveles distintos de implicación:
Un trabajo puntual puede ser una petición concreta —protección, justicia, dinero, amor— que se ofrece a cambio de una ofrenda específica.
Un pacto va más allá de un acuerdo transaccional. Es un compromiso profundo, sostenido en el tiempo, que puede incluir cambios de vida, votos, promesas de servicio, consagraciones simbólicas o el ofrecimiento de obras.
No siempre lo que empieza como trabajo puntual se mantiene así. Muchos vínculos se profundizan con el tiempo. Un demonio que llega para un tema específico puede quedarse si encuentra terreno fértil para seguir guiando y actuando en la vida del practicante. Esto no es señal de error, sino de evolución.
Eligos,
En tus ojos veo la firmeza,
la quietud de quien sabe que nada se escapa
cuando se camina con rectitud.
No eres la tormenta que arrastra,
sino la calma que acompaña el viento
y la mente que traza caminos invisibles.
Siempre estás ahí,
en cada paso que doy,
en cada decisión que, aunque silenciosa,
resuena con la certeza de tu presencia.
Tu mirada, siempre fija,
me enseña a mirar con claridad,
a ver más allá de las distracciones,
a reconocer lo que es importante
y lo que debe ser dejado atrás.
Me has mostrado que la victoria no es solo conquista,
sino la paciencia que se cultiva en el tiempo,
la sabiduría que llega sin necesidad de apresurarse.
Por todo esto, Eligos,
te reconozco con gratitud
por cada protección discreta
y cada consejo no pronunciado
que me has ofrecido,
incluso cuando no entendía
el alcance de tu sabiduría.
En tu presencia aprendo a ser firme,
a avanzar con calma,
a no precipitarme,
a confiar en cada paso,
sabiendo que no estoy sola,
que siempre estás ahí,
en silencio,
aprobando,
guiando,
protegiendo.